La
coma es un signo de puntuación simpático, útil y práctico, pero no es el único
y no se acomoda a todas las circunstancias.
Cuando
Graciela Cabal leía, la maestra le enseñaba a hacer pausas: tenía que contar
hasta uno cuando era una coma, hasta dos en el punto y coma, hasta tres en el
punto seguido y hasta cuatro (y a ella le parecía una exageración) en el punto
y aparte. Y éste es el motivo de la puntuación: hacer pausas para hacer más clara
la lectura y para facilitar la comprensión del texto.
Las
enumeraciones van entre comas, salvo la “y” del final, que reemplaza la coma:
En el canasto, había peras, manzanas, sandías y melones.
Cuando
lo que se enumera es muy largo, se usa el punto y coma en lugar de la coma.
Los
vocativos van entre comas:
Es así nomás, queridos lectores, así de simple.
Las
aposiciones, también:
La golondrina, pájaro blanco y negro, anuncia la primavera.
Nunca
se separan el sujeto y el predicado por una coma:
El hombre salió de su casa temprano.
Y no: El
hombre, salió de su casa temprano.
Sí
se pone coma para separar un circunstancial:
El hombre, aquel día, salió de su casa temprano.
Así,
si sacamos eso que está entre comas, la oración sigue igual que antes.
Otro
ejemplo: Te aseguro que, de acuerdo con mi carta anterior, no faltaré a esa
cita.
La
coma va después de “que”, porque si sacamos lo que está entre comas, se puede
leer el texto con sentido, como si “de acuerdo con mi carta anterior” estuviera
entre paréntesis:
Te aseguro que no faltaré a esa cita.
También
se usa la coma para reemplazar al verbo:
El traje de él era azul; el de ella, rosa.
Siempre
va coma antes de la palabra “pero”.
Ella era fea, pero algo en sus ojos llamaba mucho la atención.
Pero
no abusemos de la coma: para separar oraciones, se usa el punto (para poder
contar hasta tres). Y recordemos que cuando cambia el sujeto, cambia la
oración. Otra cosa es el predicado compuesto (con más de un verbo y el mismo
sujeto).Sin embargo, tengamos en cuenta que cuando la oración es muy larga,
conviene separar las acciones con punto y coma (y contar hasta dos):
Se levantó de la cama
cuando apenas amanecía, pero no necesitó prender el velador; caminó despacito para no despertar
a su mujer que roncaba a pata suelta; entró al baño, cerró la puerta y leyó la carta
que había guardado en el bolsillo del pijama.
En el siguiente ejemplo, una coma vale un euro:
Café, puro y copa a un euro cada uno... son tres euros.
Café puro y copa a un euro cada uno... son dos euros.
Otro
más:
Julio
Cortázar escribía: 'La coma, esa puerta giratoria del pensamiento'
Leamos y analicemos la siguiente frase:
“Si el hombre supiera realmente el
valor que tiene la mujer andaría en
cuatro patas en su búsqueda.”
Si usted es mujer, con toda seguridad
colocaría la coma después de la palabra mujer.
Si usted es varón, con toda seguridad
colocaría la coma después de la palabra tiene.
Marita von Saltzen
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