martes, 1 de diciembre de 2020

Las voces en la Literatura

 

Las voces en la Literatura

 

Para narrar historias o presentar personajes, el escritor puede optar entre diferentes voces, que se corresponden con las personas gramaticales: la primera (yo, nosotros), la segunda (tú, vos, vosotros, ustedes) y  la tercera (él, ella, ellos, ellas).

 

Generalmente, parece más objetiva la tercera persona y es la que más se usa. En ese caso, el escritor es omnisciente o casi omnisciente: sabe más o tanto como los personajes;  sabe todo lo que sucede y va a suceder; conoce a sus personajes física y psicológicamente. Nada es inesperado para él. Y los lectores sólo saben de la historia y de los personajes lo que el narrador les cuenta.

Así, poco a poco, sin dibujo, un jardín fue apareciendo en el bastidor. Obedecía a sus manos, obedecía a su propia voluntad, y surgía como si en el rocío de la noche se hiciese la germinación.

Cada mañana, la niña corría hacia el bastidor, miraba, sonreía y  crecía un pájaro más, una abeja, un grillo escondido atrás de un retoño.

Marina Colasanti

 

Cuando el texto está en primera persona, el narrador escritor es el protagonista o uno de los protagonistas; es testigo de la historia y la narra desde su percepción y experiencia.

Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza. Justamente hoy se cumplen cinco años desde el día en que empezó a pegarme con el paraguas en la cabeza. En los primeros tiempos no podía soportarlo; ahora estoy habituado.

Fernando Sorrentino

 

Con la segunda persona, aparece alguien a quien el narrador se dirige: un interlocutor.  Puede ser en forma oral: le habla como si estuviera frente a él o le escribe. Es así que el clásico texto en segunda persona es la carta. En realidad, salvo en el género epistolar, es la voz menos usada.

Te asomaste por la ventana y te quedaste un rato así, parado, los ojos atornillados en el afuera, los dedos repiqueteando contra el vidrio. Llovía. Viste una rana en el balcón, entre dos macetas. Trenzaba una bandera de plumas y hojas blandas. Silbaba, y a vos eso te dio bronca. Las ranas no silban.

Flor Baliña

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