Son tan irrefrenables mis ganas de tejer, que comencé a enlazar sueños aun antes del desayuno. Acuden a mi memoria todas aquellas cosas que han quedado pendientes a lo largo de mi vida. Son muchas y una sola, que arma la trama mientras forma la urdimbre el hilo pegajoso de numerosas frustraciones.
Los sueños se apresuran para ser tejidos en esa tela
perfecta que solo una araña experimentada —como yo—puede lograr.
Tengo ocho patas habilidosas para trabajar. También soy
la dueña de un letal veneno que puedo inocular en todo aquel que quiera
impedirme concretar mis sueños o en los que alguna vez me lo impidieron.
Cuando la tela esté lista, quedarán atrapados en ella los
tiempos malgastados, las ideas tontas y las malas compañías.
Espero terminar a tiempo, antes de que un aerosol de
desgano me quite la vida.
Marita von Saltzen
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