Los adultos lo hemos visto cientos de veces, pero, sin embargo, sigue llamándonos la atención. Y, en cuanto aparece, llamamos a los chicos o a otros adultos para compartir la belleza del arcoíris.
¿Qué es? ¿Por qué se forma? Un arcoíris o arco iris (*) es un fenómeno óptico que muestra los siete colores del espectro en forma de un arco con bandas concéntricas.
Se debe a la refracción o reflexión de la luz solar en las gotitas de agua (agua pulverizada) de la atmósfera.
Los siete colores son: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. El rojo está en la parte exterior y el violeta en la interior. Menos frecuente es el arco iris doble, con un segundo arco interior más tenue con los colores invertidos: el rojo adentro y el violeta afuera
(*)arcoíris, mejor que arco iris. La preferencia por la grafía univerbal se debe a que normalmente se hace átono el primer componente: [arkoíris], más que [árko íris].
Real Academia Española y Asociación de Academias de la
Lengua Española, Ortografía de la
lengua española, Madrid, Espasa, 2010, pág. 547
Cuenta
la leyenda que, en comienzo de los tiempos, vivían a orillas de un río siete
mariposas de colores. Una era roja, otra anaranjada, otra verde, otra azul,
otra añil, otra violeta; la más inquieta era la amarilla. Las siete volaban
danzando de flor en flor durante todo el día; solamente a la hora de la siesta,
descansaban sobre algún pétalo perfumado.
Un mañana,
al intentar libar el néctar de una rosa, la mariposa amarilla se lastimó un ala
con una espina. La herida fue grave y la rasgadura creciente en el ala iba a
terminar con su vida. Las otras, desesperadas, se preguntaban qué podían hacer
para salvar a su amiga. Las siete siempre habían sido compañeras inseparables.
De
pronto, escucharon una voz que les preguntaba:
—¿Se
sacrificarían para no perderla? ¿Serían capaces de morir para permanecer
juntas?
—Sí,
por supuesto —contestaron todas sin dudar.
Entonces
el sol se escondió detrás de las nubes oscuras. Un relámpago iluminó por
segundos aquella noche improvisada y, enseguida, un trueno estremeció a las
mariposas que buscaron en vano un refugio. Luego, la lluvia, intensa,
implacable. Y el viento, que sacudía árboles y plantas.
Desorientadas,
las siete mariposas se vieron envueltas en un enorme remolino que las llevó a
lo alto del cielo.
Un rato
después, cuando paró la lluvia y el sol asomó tímido entre las nubes, nació el
primer arcoíris: las almas de las siete mariposas, juntas para siempre.
Marita von Saltzen
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría conocer tu opinión