miércoles, 26 de febrero de 2014

El arcoíris (Leyenda)


Los adultos lo hemos visto cientos de veces, pero, sin embargo, sigue llamándonos la atención. Y, en cuanto aparece, llamamos a los chicos o a otros adultos para compartir la belleza del arcoíris.
¿Qué es? ¿Por qué se forma? Un arcoíris o arco iris (*) es un fenómeno óptico que muestra los siete colores del espectro en forma de un arco con bandas concéntricas.
Se debe a la refracción o reflexión de la luz solar en  las gotitas de agua (agua pulverizada) de la atmósfera.   
Los siete colores son: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. El rojo está en la parte exterior y el violeta en la interior. Menos frecuente es el arco iris doble, con un segundo arco interior más tenue con los colores invertidos: el rojo adentro y el violeta afuera
 (*)arcoíris,  mejor que arco iris. La preferencia por la grafía univerbal se debe a que normalmente se hace átono el primer componente: [arkoíris], más que [árko íris].
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Ortografía de la lengua española, Madrid, Espasa, 2010, pág. 547

Cuenta la leyenda que, en comienzo de los tiempos, vivían a orillas de un río siete mariposas de colores. Una era roja, otra anaranjada, otra verde, otra azul, otra añil, otra violeta; la más inquieta era la amarilla. Las siete volaban danzando de flor en flor durante todo el día; solamente a la hora de la siesta, descansaban sobre algún pétalo perfumado.
Un mañana, al intentar libar el néctar de una rosa, la mariposa amarilla se lastimó un ala con una espina. La herida fue grave y la rasgadura creciente en el ala iba a terminar con su vida. Las otras, desesperadas, se preguntaban qué podían hacer para salvar a su amiga. Las siete siempre habían sido compañeras inseparables.
De pronto, escucharon una voz que les preguntaba:

—¿Se sacrificarían para no perderla? ¿Serían capaces de morir para permanecer juntas?
—Sí, por supuesto —contestaron todas sin dudar.
Entonces el sol se escondió detrás de las nubes oscuras. Un relámpago iluminó por segundos aquella noche improvisada y, enseguida, un trueno estremeció a las mariposas que buscaron en vano un refugio. Luego, la lluvia, intensa, implacable. Y el viento, que sacudía árboles y plantas. 
Desorientadas, las siete mariposas se vieron envueltas en un enorme remolino que las llevó a lo alto del cielo.
Un rato después, cuando paró la lluvia y el sol asomó tímido entre las nubes, nació el primer arcoíris: las almas de las siete mariposas, juntas para siempre.
Marita von Saltzen

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