El día transcurría entre el sol primero y la luna niña. Ella leía para escapar de su dolor áspero y punzante. Entre las páginas de la novela, lograba un mágico vuelo celeste.
Marita von Saltzen
Mujer lectora de Vladimir Volegov
Marita von Saltzen
Mujer lectora de Vladimir Volegov
Como todos los signos de
puntuación, ellos deben cumplir ciertas normas.
En los mensajes de texto,
en el mail, en el WhatsApp, somos pocos los que abrimos los signos. La mayoría
de las personas, como si escribieran en otro idioma, solamente los cierran. Eso
es absolutamente incorrecto en español y tiene una razón de ser.
Tomemos como ejemplo el
inglés: las preguntas se inician con palabras como Who, What, When, Where y
otras. De esa manera, cuando comenzamos a formular una pregunta escrita, ya se
sabe, desde la primera palabra, que lo estamos haciendo. En cambio, en español solo
a veces empezamos a preguntar con pronombres interrogativos. Por lo tanto, para
que el lector sepa desde el principio que estamos haciendo una pregunta, es
necesario abrir el signo correspondiente. Así como se abre y se cierra el de
interrogación, se ha resuelto hacer lo mismo con el de exclamación, mal llamado
de admiración. En resumen: son signos dobles.
Además de la anterior, hay otras normas:
I El lector es un amigo, no un enemigo ni tampoco un espectador.
II La ficción que no sea una aventura personal de su autor al adentrarse en lo desconocido o en aquello que más miedo le da, solo merece la pena escribirse por dinero.
¿A quién no le han contado alguna vez una historia fantástica, como la del chico que, después de haber ingerido un somnífero sin darse cuenta, descubrió la falta de un riñón, o la del enterrado vivo que arañó el cajón al despertar, o la de los fantasmas del castillo de Luis María Campos y Olleros, en el barrio de Belgrano? ¿Podemos asegurar que estas y otras historias, extravagantes, pero verosímiles, son simplemente mentiras?
Son las llamadas leyendas urbanas. Brotan por todos lados, se transforman continuamente. Se difunden de boca en boca, por los medios de comunicación y, ahora también, por la red. (Aunque lo de la red es otra historia, puesto que la difusión tiene como fin juntar direcciones de correo para los spam).
Son los sesenta.
En las
noches
hay un
acuerdo de tango.
Sus
dedos junto a mi espalda
me
conducen.
Dedos
sabios.
Desperezamos
acordes
en el
piso de parquet.
Dibujo
ochos deslizados
con la
punta de mis pies.
Es mi
padre y soy su dama
sobre
tacones prestados.
Son mis
quince y sus cuarenta
punteados
en dos por cuatro.
Siento
el abrazo apretado
huelo colonia
en su cuello
rozo el
pelo renegrido
bebo
estrellas de recuerdos.
Tango
triste
pero
alegre en la añoranza.
Quién
pudiera renacer
eternamente
en la
danza.
Nació en Nueva Orleans, Luisiana, EE UU, en 1925. Sirvió en la Marina estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Fue Licenciado en Literatura y Filosofía y trabajó como redactor publicitario. Escribió novelas de tipo western y, posteriormente, con el declive de este género, comenzó con obras de misterio y guiones cinematográficos. Su estilo ameno basado en el realismo sucio y el diálogo obtuvo un gran éxito. La industria cinematográfica ha producido múltiples películas basadas en sus obras, tales como Get Shorty (Cómo conquistar Hollywood), y Jackie Brown. Falleció en Michigan en 2013.
I Nunca empiece un libro hablando del tiempo para dar ambiente, aunque sí puede hacerlo si quiere mostrar la reacción de su personaje ante ese tiempo.