Lavar las manzanas
rojas sedosas ardientes
ahuecarlas en la parte superior
hambrientas de sexo
hacerles con la punta del cuchillo un corte
muy superficial apenas que no se note nada
en forma de espiral
hacia el placer prohibido.
Colocar en una budinera media taza de vino
dulce empalagoso
alivianado con lágrimas.
Poner allí las manzanas
ahora que te fuiste
y dentro de cada una
una cucharada de azúcar
y una pizca de lujuria.
Cocinar en horno caliente
sin culpa
sin remordimientos.
Y esperar la noche
satisfecha
tranquila
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría conocer tu opinión